martes, 26 de mayo de 2009

El último poema

Te recuerdo
como una certeza triste
y cierta.
Te recuerdo desde esta ruptura
y aún me conmueves.
Sé que algún día,
en algún momento
nos quisimos;
no habrá mas testigos de eso
que tú,
yo
y el mimo que imitó tu abrazar torpe:
sólo quería aplausos,
y tú no aplaudías...

Aprendí de ti
únicamente lo que no me enseñaste:
a morir, de algún modo.

Tienes razón,
yo no sé nada,
nada de ti, de la vida, o de Dios,
pero no puedo evitar saber
que ahora me quieres
(No sonrío ante tu dolor
porque sé que algo en ti me quiso
y por ello disfrutabas torturarme).

Tienes razón, no sé nada;
pero sé
que estar cerca significaba
una oportunidad
que creías no merecer
(podríamos haber visto morir todas las noches
y tú siempre te hubieras dado cuenta que me querías
demasiado tarde).

Guardo la memoria de tus mentiras escritas
y de tus –más aún mentiras- habladas;
sé que tienes miedo,
que siempre hubo miedo
y por eso nunca pudiste quererme
porque sabías que a pesar de todo,
de los probables,
este final no era ni por mucho
el peor.

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